02/10/2021

Un año de gran salto en nuestra sección de Cultura

Junto a las luchas, en diálogo con creadoras y creadores y afilando las armas de la crítica.

Editor de la sección Cultura
Prensa Obrera Cultura

Como conocen nuestras lectoras y lectores, Prensa Obrera es un medio elaborado y sostenido de forma militante. Quienes realizan el trabajo de coberturas, redacción, edición, diseño, programación y redes ponen en él la mente y el cuerpo como lo hacen en cada acción de la clase obrera y de los movimientos de lucha, en cada batalla política revolucionaria, y como parte de esas acciones y de esa pelea.

Y si un año sostenido de actividad de una publicación ya es motivo de celebración y balance, ese trasfondo militante los amerita por partida doble.

En este mes de septiembre cumplimos un año de envíos de nuestro newsletter de Cultura, en donde compartimos semanalmente por mail los artículos de la sección con una base cada vez más amplia de suscriptores.

La entrega de un resumen semanal de estas características tiene de sustento toda una reestructuración en la sección de Cultura, basada en un trabajo colectivo de debate y elaboración iniciado previamente y que continúa desarrollándose. En el año transcurrido han seguido incorporándose colaboradores y colaboradoras, ampliándose el arco de disciplinas y acontecimientos de lucha abarcados, profundizándose los debates críticos y políticos, multiplicándose los intercambios con artistas. Tal es el proceso de crecimiento detrás de las más de 300 notas elaboradas y difundidas a lo largo de estos meses.

Movilizaciones y diálogos

La actividad de la sección empalmó con un proceso masivo de organización de artistas y trabajadores de la cultura a lo largo de 2020. Sucede que el profundo ajuste ordenado por el FMI, que estuvo en la base de la reciente derrota electoral del oficialismo, tuvo al sector como una de sus principales víctimas. El parate de actividades artísticas, como producto de la pandemia, fue aprovechado por los capitalistas y sus gobiernos para profundizar la ya marcada precarización del sector, con nuevos ataques a los convenios (la generalización del “modelo Netflix” en el audiovisual, por caso) y la persecución a los creadores (como los nuevos reglamentos contra artistas callejeros en la capital). Los aspavientos de Alberto Fernández y su ministro Tristán Bauer sobre “la mayor inversión en cultura de la historia” se deshacen ante una realidad de desocupación masiva de artistas y técnicos, de migración forzada a otras actividades y de flexibilización creciente en todos los rubros.

Semana tras semana, las asambleas, comunicaciones, marchas, actos y festivales de los colectivos artísticos –más de una por día, como recoge el libro Artistas y pandemia de Julio Cortés– fueron reflejadas en nuestras páginas por sus protagonistas directos, integrantes de las agrupaciones que conforman el Frente de Artistas. Y junto a ello, la denuncia de las conducciones burocráticas de los sindicatos del rubro -Actores (AAA), Músicos (Sadem), Cine (Sica), Televisión (Satsaid)-, que en su compromiso con el gobierno hicieron lo imposible por bloquear estas iniciativas y allanar la liquidación de los convenios.

Al calor de este proceso y de encendidos movimientos como el de mujeres y el ambiental, tuvo lugar un nutrido intercambio con hacedoras y hacedores artísticos que quedó reflejado en la sección. Decenas de músicos de todos los estilos participaron de la radio online de Músicxs Organizadxs, mientras que dialogamos sobre obras y luchas con actrices, actores, directores, escritores/as, críticos y cineastas como Dolores Fonzi, Laura Azcurra, Mirta Busnelli, Norman Briski, Selva Almada, Martín Kohan, Alejandro Rath y el colectivo Silbando Bembas, entre muchos otros.

Análisis y polémicas

Con la incorporación de nuevos colaboradores y colaboradoras, las reseñas de obras y figuras artísticas se expandieron en varias direcciones. A la sostenida producción sobre cine y series sumamos una ampliada crítica literaria –con el acento puesto en la escritura argentina y en la publicación local de autores/as internacionales-, musical –en donde tuvo protagonismo el rock, el jazz y la música urbana-, plástica y teatral.

El trabajo realizado en este aspecto vino también a mostrar la vitalidad de la crítica marxista –vitalidad de la que hablamos en ocasión del aniversario de muerte de León Trotsky– para abarcar los fenómenos sobresalientes de la producción cultural actual.

La indagación en todo un corpus de obras recientes permitió escudriñar, por caso, en la valiosa incidencia de la lucha de mujeres y diversidades, pero también en la frecuente tergiversación de sus reclamos. O denunciar la mistificación burguesa alrededor de la figura del “ídolo” en una serie de producciones sobre referentes musicales y deportivos, así como en las campañas electorales de los partidos patronales. Alrededor de las películas, discos y eventos relacionados con la masificada cultura hip hop, exploramos a una gran camada de artistas que se valen del rap para dar cuenta de los reclamos de una juventud pauperizada, al tiempo que denunciamos los ataques a la libertad de expresión por parte de las discográficas y la censura y persecución estatal. Asimismo, pudimos rastrear las variadas –y muchas veces contrapuestas- expresiones de la polarización social, la devastación capitalista del ambiente y la flexibilización laboral dentro del creciente ámbito de la ciencia ficción y el terror; o la potencia contestataria de toda una franja del documentalismo y de la nueva literatura argentina.

Y en todo este período, Prensa Obrera fue un canal de difusión y apoyo para quienes ligaron su arte a las grandes luchas populares del período, desde la batalla por el aborto legal en nuestros pagos a la rebelión colombiana, la pelea contra el golpe en Bolivia y la resistencia a la avanzada imperialista en Palestina.

Lo hecho y lo por hacer

Con esta revisión –necesariamente incompleta- de la actividad de estos meses, buscamos destacar la potencia del trabajo colectivo. Lo hacemos atentos a la importancia de hacer crecer nuestro abordaje, en extensión y hondura, y como un llamado a sumarse a nuevos colaboradores. En un tiempo de concentración sin antecedentes de la industria cultural, en que los gobiernos doblan sus ataques sobre los artistas y trabajadores del sector y las masas se ven cada vez más privadas del acceso a la cultura (como de todo bien), hay mucho por hacer en materia de crítica revolucionaria del presente.

Suscribite al newsletter de Cultura

 

https://prensaobrera.com/cultura/el-juego-del-calamar-capitalismo-explicito/

En esta nota

También te puede interesar:

Con Gabriel Solano, Pablo Giachello y Camila García, todos los lunes a las 20:00.
Los hechos políticos más relevantes del año.
Con Luciana Alterleib y Juan Winograd, de Tribuna Docente, para nuestro canal de Spotify.
Más rápida, más segura, y con muchas funciones nuevas para nuestros lectores.
03/09/2021

Se estrenó a sala llena La Sesenta, crónicas de una lucha obrera

Puede verse en el Cine Gaumont hasta el 8 de septiembre.

silbando bembas la 60 documental obrero

Este jueves 2 tuvo finalmente su estreno en pantalla grande el documental La sesenta, crónicas de una lucha obrera, en el Cine Gaumont de la Ciudad de Buenos Aires, donde podrá verse todos los días a las 15 y 20 h hasta el 8 de septiembre.

Fue la primera función del histórico cine en agotarse desde el retorno a las salas, algo particularmente destacable tratándose de una producción independiente, y que muestra la avidez por acercarse a una experiencia emblemática de acción directa y lucha de clases en el país.

El film, producido y realizado por el colectivo Silbando Bembas y basado en el libro Sesentazo de Santiago Menconi, desarrolla los 42 días de lucha desplegados por los trabajadores de la línea 60 de colectivos en el año 2015, tras la muerte de su compañero David Ramallo luego de ser aplastado por un colectivo. Se trata de un film orgullosamente militante, construido a partir de un exhaustivo registro de esos días, de material específico de cámaras internas y de otros recursos que permiten ver la confrontación de los choferes con la burocracia sindical, las patronales y su Estado, incluida la represión.

La difusión del film y de la lucha busca aportar al debate de la clase obrera y el conjunto del movimiento popular acerca de cómo enfrentar la avanzada ajustadora en curso. Resulta de particular relevancia, a su vez, en un marco en el que desde el Estado se intenta cerrar la causa por la muerte de Ramallo, con la solicitud del fiscal Marcelo Retes de sobreseer a sus responsables empresariales. Y cuando los trabajadores de la línea 60 realizan nuevamente medidas de lucha por la mejora de sus condiciones alborales.

La presentación tuvo lugar a poco más de un mes del estreno online de la película en la plataforma Cine.AR, y mientras la misma continúa participando de festivales internacionales. En estas semanas, ha tenido una repercusión muy positiva tanto en la crítica como en el público en general –y en particular el de trabajadores y trabajadoras en lucha.

El mismo espíritu estuvo presente el jueves, en un evento que contó con la participación de referentes de luchas y de la izquierda, como Vanina Biasi, la legisladora porteña Amanda Martín y la referente de Trabajadoras de Casas Particulares en Lucha, María del Carmen Díaz, del Partido Obrero-FITU.

Los días que quedan hasta el 8 de septiembre brindan una oportunidad ideal para acercarse a esta producción militante en pantalla grande.

https://prensaobrera.com/cultura/latinoamerica-sangra-y-suena/

https://prensaobrera.com/cultura/luchamos-por-todos-los-reclamos-de-trabajadores-de-la-cultura/

07/07/2021

Latinoamérica sangra y sueña

Aspiraciones y realidades de los oprimidos del continente, en el documental “Mapa de sueños latinoamericanos” de Martín Weber.

Antecedido por un destacado recorrido en festivales internacionales, este jueves 8 se estrena en la sala de cine del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) el documental Mapa de sueños latinoamericanos, una coproducción argentino-mexicana tan cruda como conmovedora.

El film de no ficción toma como punto de partida la serie de fotografías que su director, Martín Weber, realizó durante 21 años (entre 1992 y 2013) por diversos países del continente, y ante cuyo encuentro es imposible salir indemne. En esos retratos individuales y corales de un blanco y negro que va a la médula, los fotografiados y fotografiadas se presentaban sosteniendo una pizarra en la que habían escrito cuáles eran sus sueños, a la vez herida del presente y aspiración de futuro: el sueño campesino de una tierra propia, el de las víctimas de la violencia estatal del fin de la impunidad, el de una vía para salir de la pobreza, el de la muerte como escapatoria o el de, al menos, recibir cariño.

Con ese antecedente, Weber vuelve años después a la búsqueda de retratados y retratados, cuyos testimonios van conformando el mapa del título. Con generosidad, aprovechando las posibilidades de reencuentro que brinda el género, Weber se mantiene detrás de cámara y da libertad a que los retratados y sus allegados vuelquen sus historias. Así permite que respiren, que se unan sin perder su singularidad y sin notas al pie, a lo universal del relato.

En una película que no busca sentar, en palabras del director, una “bajada de línea”, la pregunta por los sueños y deseos de latinoamericanos y latinoamericanas pare por su propia fuerza un desgarrador panorama de la realidad de nuestros pueblos: desposesión, destierro, violencia estatal, paramilitar y doméstica –en una operación que recuerda, con las evidentes distancias, a esa pregunta por la felicidad a transeúntes que guiaba el clásico documental francés Crónica de un verano. Y entre esos dolores, un lugar para la ternura, como la evocación de aquel cubano que lustraba botas soñando ser poeta.

Así como los registros audiovisuales del ahora se ligan con las fotos del ayer, las voces de los protagonistas integran su presente con la historia. Aunque no abunde la mención de nombres propios, late en cada parte la responsabilidad de los gobiernos de las últimas décadas en el cuadro de opresión que se perpetúa. La plasma, por caso, el testimonio de activistas contra la profusa violencia estatal en Brasil, al señalar que esta viene de siglos, se perfeccionó durante la dictadura y se actualiza día a día en un “verdadero genocidio” contra los jóvenes, en su mayoría negros. La deja vislumbrar aquel hombre que vive en el límite de México con Estados Unidos al apuntar que “nadie progresa, solo sobrevive”, de un lado y otro de la frontera. La muestra, ahí sí apuntando nombres propios, el revolucionario que dejó de declararse sandinista –pero no revolucionario- al experimentar la realidad del gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Fruto de un largo trabajo de recorridas y de una intensa producción colectiva, Mapa de sueños latinoamericanos logra con ventura dar voz a los oprimidos y oprimidas del continente, a sus cicatrices, su tenacidad y sus aspiraciones.

https://prensaobrera.com/cultura/un-documental-clarificador-sobre-la-prostitucion-luchar-contra-la-opresion-o-adaptarse/

https://prensaobrera.com/cultura/trotsky-y-breton-por-la-costa-argentina/

20/06/2021

Juan Forn se fue, dejando mil historias

Murió a los 62 años el escritor argentino, que cruzó de manera única las biografías y los terremotos del siglo XX.

Como supimos casi todo de él, fue por los diarios que nos enteramos este domingo de la muerte repentina del escritor, editor, traductor y divulgador cultural Juan Forn. Un infarto se lo llevó a los 62 años, en Villa Gesell, donde había nacido y adonde había vuelto hacía años en busca de una vida más tranquila que la de la gran ciudad.

El nombre de Forn fue conocido por muchos de nosotros por sus columnas de los viernes en las contratapas de Página12, que él concebía con justicia como su gran obra literaria: “en lugar de tomarlo como un laburito secundario, una rutina laboral, me pregunté qué pasaría si lo convertía en el centro de mi actividad literaria”. En esos pequeños textos, Forn condensaba con una delicadez admirable una vida, una corriente o tal vez una sola obra o acontecimiento, construyendo retratos conmovedores de personajes tan ejemplares como diversos, en su mayoría artistas pero también amansadores de animales o revolucionarios como Jan Van Heijenoort (el “secretario tenaz” de León Trotsky).

Ese género hermoso de microbiografías, que data de las Vidas Paralelas de su admirado Plutarco y cuenta entre sus grandes creadores a Marcel Schwob (Vidas imaginarias), Borges (Historia universal de la infamia) y Danilo Kis (Una tumba para Boris Davidovich), alcanzaba en la pluma de Forn su propia magia, teñida de oficio periodístico y precisión literaria, y cargada de un acercamiento ávido, desprejuiciado y con mirada única del arte y de la historia. El bolero convivía con la prosa de Clarice Lispector, la música disco con la matemática: todo en la existencia humana era apasionante en esos seis o siete párrafos que edificaba para papeles fugaces, destinados a envolver huevos o encender el asado.

Junto a esa gran microobra, hubo novelas, cuentos y crónicas no menos cargados de vida e historia. En sus cuentos de Nadar de noche, los años que siguieron a la dictadura toman carnadura en personajes rotos por dentro y por fuera, que se construyen mutuamente: madres e hijas que tratan de entenderse, impostores que viven de la proyección ajena, padres que velan a sus hijos, viajantes fallidas, divorciados sin trabajo que intentan olvidar. Y una calma vertiginosa deja latiendo cada encuentro.

En la novela María Domecq, los episodios de su propia vida (en particular la pancreatitis que casi se lo lleva hace unas décadas) y de su aristocrática familia se cruzan como en un tapiz con los bemoles de la Historia. Allí desfilan con la misma exquisitez las huellas que la penetración imperialista en Japón dejan en la creación de la ópera Madame Butterfly, el descubrimiento de un amor y de sí mismo, la Guerra del Paraguay y los años de pasión por el bolchevismo en Extremo Oriente. Las páginas que dedica a las cacerías de la burguesía contra la clase obrera, en ocasión de la Semana Trágica, son a la vez el duro desvelamiento de una genealogía y una vívida muestra de las marcas de sangre del Estado argentino. Son fragmentos donde la lucha de clases se ve en toda su expresión, en contrapunto con las definiciones de Forn saludando años kirchneristas.

Maqueta del Monumento a la Tercera Internacional

En el afán de dar a conocer historias, Forn fue traductor de autores como John Cheever y Hunter Thompson y –a la cabeza de colecciones como Biblioteca del Sur- un editor clave, gracias al cual se publicaron desde los ’90 los primeros libros de destacados autores y autoras argentinos contemporáneos. Desde 2017 dirigía la colección Rara Avis de Tusquets, que debutó con la edición de las Anticonferencias de Isidoro Blaisten -uno de los escritores más expertos y graciosos que dio la Argentina- y dio lugar luego a la exitosa Las Malas, de Camila Sosa Villada.

Recientemente salió por Rara Avis la novela Moscú Feliz, de Andréi Platónov, que había permanecido enterrada por décadas por la burocracia de la URSS; la reivindicación de creadores que sufrieron el flagelo del estalinismo fue una constante en el trabajo de divulgación y los textos de Forn. En uno de ellos, el que dedicó al constructivista Vladimir Tatlin, contaba la fallida historia de su Monumento a la Tercera Internacional, que preveía una estructura arquitectónica jamás vista y la proyección de consignas revolucionarias hacia el cielo. Forn concluía diciendo que, si esa Torre existiera y proyectara estas consignas, “sería sin la menor duda el paisaje que más me gustaría contemplar cuando me llegue el momento de dejar este mundo”. Que no lo haya sido es una picardía de la historia.

En esta nota

También te puede interesar:

Los oscurantistas no quieren que en las aulas se hable de femicidios ni de diversidad sexual.
La escritora surcoreana recibió la distinción.
Pantallazos de la conversación sobre la obra con los autores Mirta Lobato y Daniel James
Según investigaciones periodísticas, el presidente recurrió al plagio para escribir su último libro. No es la primera vez que utiliza este método para elaborar sus producciones teóricas.